viernes, 2 de noviembre de 2012

Los que nacimos de las ráfagas de aire somos...

Los Hijos del Viento

     Casi como un gitano, los migrantes van y vienen; viven en un mundo de constantes caminos por recorrer y con más de un objetivo por lograr. Como la vida misma, éstos van relatando historias con cada paso. Es así como los estudiantes de último año para la Licenciatura en Teatro, definen lo que fue su vivir en la Universidad Nacional Experimental de las Artes: UNEARTE; su Alma Mater.

     Éstos alumnos son "hijos del viento" que así como la propia corriente de aire lo hace, no detendrán sus idas y vueltas; siempre estarán en constante movimiento. Y es así como Los Hijos del Viento es la obra interpretada por ellos para culminar con honores su período como estudiantes de pregrado y con miras al futuro: al mundo profesional o tal vez, también a estudios más avanzados.

     Dicha obra fue creada y dirigida por Miguel Issa y en ella participan 16 actores y actrices, 13 productores y productoras, 8 diseñadores y diseñadoras, 4 estudiantes de artes plásticas y 3 estudiantes de audiovisuales. En las siguientes líneas se irán reflejando y desarrollando las distintas opiniones, las distintas perspectivas e impresiones de la experiencia de asistir a una obra de teatro como Los Hijos del Viento. Ésto, por parte de algunos estudiantes del Trayecto Inicial en UNEARTE.






1. Gabriela Herrera (Artes Plásticas):
     "Era la primera vez que asistía a una obra de teatro tan elaborada y por supuesto, importante. Me refiero a que hasta ese entonces mí único recuerdo de ser espectadora de alguna obra eran las realizadas en el bachillerato. 
     Y hubiese sido más 'especial', si hubiese podido ser 'parte de la obra' como muchos otros que si obtuvieron un 'pase' al escenario que se les permitió, y se los otorgaron por llegar mucho más temprano. Fue un gran honor, a mi parecer. 
     En fin, con apreciar el espectáculo desde principio a fin y desde la butaca teatral me bastó (¡Por ahora!).
     Tratar de tomar fotos del comienzo de las escenas sin que el 'flash' descontrolado de mi cámara atrajera la 'advertencia' de los vigilantes, fue una 'proeza' gigantesca que me hace sonreír (ahora), cuando se me pasa por la mente esa noche.
     Otras cosas menos vanas y más enfocadas en el tema de la obra, también se me pasan por la mente. Por ejemplo, la fuerza y la pasión. Mucha fuerza en la ejecución y mucha pasión fue lo que noté mientras transcurría el tiempo y las escenas se sucedían, etc. 
     Todo empieza con los viajeros caminando con sus maletas y luego recitando algunas palabras que emulaban su llegada a un punto decisivo en sus vidas (y así lo entendí yo). Después las escenas se acontecían entre bailes alocados y desenfrenados, risas y sollozo; entre actores que iban de aquí para allá con máscaras femeninas y masculinas como para lograr reflejar la dualidad que existe en el ser de cada quien. Minutos después, más desenfreno; un circo, payasos que quieren esconder sus pesares ante el mundo expectante y un pequeño recitar de palabras que da a entender ésto último. 
     Luego un período de calma en donde se muestra a los actores como en un campo de trigo y el viento mueve estas espigas terminales.
     Como la vida misma, los actores en la obra van de un lado a otro, y entre risas y sinsabores se va esclareciendo en sus mentes qué tanto deben seguir adelante. Y en cada oportunidad en la que debieron empezar su andanza siempre tuvieron y seguramente tendrán consigo las enseñanzas de su pasado y de aquel que aún sigue fresco en su memoria.
     En Los Hijos del Viento pude ver que además de la excelente preparación de los actores, también la escenografía no defraudó; al igual que no lo hizo, el manejo de las luces y el sonido.
     En realidad, fue una obra para recordar memorablemente y puedo decir que me encantó; sencillamente una muy grata experiencia.
     Por último diré '¡Gracias estudiantes de Teatro que hicieron esta obra realidad! Y,  ¡Gracias UNEARTE por sensibilizarme mucho más hacia las artes!"











2. Eddisson Rivero (Danza):


     "Pudimos  apreciar desde la entrada a la  obra que  fue  justamente desde  el  escenario  un  laberinto donde  nos  topamos con  los  personaje que  nos hacían el  recorrido por  ese  pasaje , hasta  encontrarnos con el patio donde  allí  reposaban y  adornaban vestuarios que  nos  hacían  sentir que  eramos  visto por  ellos...a través de los  diferente   monólogos  conocimos  las  diferentes  situaciones de  cada uno  de  ellos ensamblados con coreografías y  enormes  pinturas  que  ambientaban el  lugar  y  nos  llevaron  a las diferentes etapas de  la vida  circense..que nos  llevan  a la  reflexión  y  ver  que  cada  ser  humano  esta  lleno de mucha  sensibilidad  que  muchas  veces  cuando se sube  el  telón  es  para  agradar y  hacer  la  vida  de los  otros  mas  amena,  pero  casi  nadie  y  nunca  se  dan  cuenta  que  pasa dentro  de  esa  carpa donde  quizás la  alegría que  allí  se  encuentra para mucho  no  es  igual..."


3. Jermaine Carneiro (Artes Plásticas):

     "Hijos del Viento es una obra muy inspiradora desde la entrada hasta la salida se siente múltiples energías tantas buenas como malas pero en fin las palabras que mas me gustaron de la obra (son bellas las cosas.El circulo del mundo es bello)..."





4. Tania Morales (Artes Plásticas):

"Hijos del viento:


      7:03 pm y han abierto las puertas de la sala Anna Julia Rojas, asombroso fue ver los asientos cubiertos de camisas, como no sabría para que, busque uno que no las tuviera, típica cobardía o quizás miedo, pero en realidad no se a que; melodía, telas de colores tendían del escenario, abrían paso a una fila de personajes con maletas y lamparas en las manos, así comenzaba esta obra, personificadas por la 4ta promoción de teatro de UNEARTE, 14 actores desarrollando una cautivante historia.

     Inmigrantes con una larga e infinita expresión como han de ser la familia circense, pero lo mas cautivador de esta obra (a mi parecer) fue el enriquecido toque de poesía al momento de comentar anécdotas de sus vida, de como han ido de aquí para allá, donde el viento los lleva, donde solo quedan “pueblitos de recuerdo”. De esas lecciones de vida que han ido asumiendo; de “solo mirar, atrás, a los ojos, el cielo y basta”, de vivir como en el circo, “la carpa de la vida”, un escenario, tramoya, actores y si algo sale mal “el espectáculo debe continuar”.

      Entre sonidos, suspiros y danza se muestra un poco de los espectáculos que daban esta familia y no esta de mas decir que tan magníficos eran que transformaban todo en un verdadero numero de circo. De la mas pequeña comentaban que no entendía muchas cosas, que la muerte para ella solo la veía en los pájaros, pero cuando murió el mas anciano de ellos se dio cuenta que “ la muerte es quedarse quieto para siempre”, y entre las mujeres solo quedaban recuerdos de infancia, de como su mama tejía o como era tan magnifica en todo el sentido de la palabra, y era así como se llenaban de recuerdo, como se creaba una atmosfera significativa para aquellos que conforman el circo..." 


     Es así como un mundo de migrantes (emigrantes e inmigrantes) se nos muestra ante nosotros junto con fiestas foráneas y ferias o circos; todo para reflejar la vida misma que está llena altos y bajos. Los Hijos del Viento es eso y más; en definitiva una excelente obra teatral que no hay que perderse.
 

 


          

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